sábado, 10 de abril de 2010

Historia y Doctrina

Doctrina

La doctrina del feng shui se basa en la existencia de un aliento vital o chi cuyo flujo se ve modificado por la forma y disposición del espacio, las orientaciones (puntos cardinales) y los cambios temporales. Algunas escuelas de feng shui ponen el énfasis en el estudio de las formas: las montañas, los ríos, la estructura de la vivienda o lugar de trabajo, la ubicación de un cuarto de baño, cocina, habitación, etc. hasta la colocación de los muebles. Otras escuelas enfatizan en cambio el uso de la brújula, aunque en la actualidad la tendencia es considerar tanto la forma como la orientación conjuntamente.
La forma de las montañas o el paisaje en general se describe sobre la base de los llamados “Guardianes Celestiales”: el Dragón, el Tigre, la Tortuga o el Guerrero Oscuro y el Fénix. Estos nombres derivan de antiguas constelaciones que dividían el cielo en cuatro sectores, de allí el adjetivo de “celestiales”. Los cuatro guardianes se disponen en forma de cruz; la Tortuga atrás, el fénix delante, el Dragón a la izquierda, el Tigre a la derecha. La localización ideal es aquella que tenga una Tortuga ubicada hacia el lado del que provienen los vientos más intensos y agua en el lado opuesto (Fénix); ya que el viento (feng) dispersa el chi mientras que el agua (shui) lo acumula. El geomante además debe encontrar al Dragón, una figura mítica relacionada con el movimiento del agua. La niebla matinal, por ejemplo, representa el aliento del Dragón: allí donde tarda más en dispersarse es donde las condiciones para la acumulación del chi son mejores. El estudio se completa hallando las líneas llamadas “venas del Dragón” y ciertos puntos especiales sobre estas venas llamados “el nido del Dragón”.
Según el libro de las sepulturas (Zang Shu), escrito por Guo Pu (276-324) durante la Dinastía Jin, la energía Qi o Chi se dispersa cuando viaja a través del viento y termina al encuentro del agua. Si este “flujo” de la energía termina en el agua que contiene el cuerpo sería perfecto, porque toda esa energía se queda en nuestro ser y trae mejor salud y felicidad.